Llegó con prisas, un poco adelantado,
con ganas de conocer a sus papas,
con ganas de conocer ya su cuna.
Impresionado por tantos brazos
queriéndolo achuchar,
tantos besos que en él chocaban,
carantoñas, gestitos para hacerlo reír,
abracitos para hacerlo dormir.
Llegó, ya está aquí con Mamá y Papá
preocupados por quererlo hacer bien,
y Pablo sonrojado viviendo sus primeros días
palpando, sintiendo, oliendo
llenándose de lo que ya es su vida.
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